Quien haya seguido con atención esta jornada está de enhorabuena porque difícilmente se puede disfrutar más si se es un buen aficionado al baloncesto. Empezamos de la mejor manera, con un Estudiantes-Valencia Basket con el viejo aroma del clásico espíritu del Ramiro, ya de vuelta tras la caída a las oscuras catacumbas. El Estudiantes que conocíamos está de vuelta y ya es capaz de imponerse en partidazos como el del sábado a los gallitos de la ACB. También de la sorpresa que sigue muy viva en Santiago, con un Obradoiro que se va convirtiendo en realidad poco a poco. El domingo no tuvimos emoción por la mañana, pero pudimos deleitarnos con la tendencia que este año está marcando el baloncesto español para alegría de los aficionados. Un juego más alegre y veloz, menos pendiente de las defensas y que se está reflejando en marcadores mucho más altos. Ya era hora, la verdad. Pero por la tarde sí tuvimos emoción a raudales en el Palacio de los deportes, en ese clásico de la ACB entre Real Madrid y Baskonia. Los blancos tenían el partido en el bote a falta de 3 minutos pero sufrieron en sus carnes lo mismo que inflingieron a CB Canarias la semana pasada, con una remontada inverosímil. Afortunadamente para los seguidores blancos, todo quedó en una prórroga forzada vibrante en la que la suerte cayó de su lado aunque bien pudo hacerlo de parte del equipo vitoriano. Todo un gustazo para promocionar el baloncesto. Ojalá siga la temporada por estos derroteros y no pare el espectáculo.
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ACABAN DE ESCRIBIR